Es inevitable no dibujarte en mi mente,
no extrañar leerte.
Eres absurdo y necesario,
rezo, proclamo y alabo
sácame de este engaño.
Es imposible matar la sonrisa,
traer la sensatez, cuidar las apariencias,
traer todo a la calma otra vez.
No regreses, pero cuéntale a tu conciencia
tus motivos, cada uno, cántaselos a ella.
Y así de alma a alma sabrás lo que perdimos.